Ciclos de la vida y muerte
La muerte es algo de lo que nadie puede escapar. La muerte sigue a la vida con tanta seguridad como la noche sigue al día, el invierno sigue al otoño o la vejez sigue a la juventud. Las personas se preparan para no sufrir cuando les llegue el invierno; se preparan para no tener que sufrir en la vejez. ¡Pero pocos se preparan para la certeza aún mayor de la muerte!
Nosotros sabemos ahora que las estrellas y las galaxias nacen, viven lo que les corresponde por naturaleza vivir, y mueren. Lo que es aplicable a las inmensas realidades del universo es igualmente aplicable al reino en miniatura de nuestros cuerpos. Desde una perspectiva totalmente física, nuestros cuerpos están constituidos por los mismos materiales y compuestos químicos que constituyen a las galaxias más distantes. En este sentido nosotros somos, literalmente, hijos de las estrellas.
La sociedad moderna ha alejado su mirada de este problema tan fundamental. Para la mayoría de las personas, la muerte es algo a temer, algo terrible o si no, sólo la ausencia de vida, algo hueco y vacío. Y la muerte ha llegado a ser considerada incluso como algo "antinatural."
El estar consciente de la muerte nos permite vivir cada día y cada momento lleno de agradecimiento hacia la incomparable oportunidad que tenemos de crear algo durante nuestra estadía en la Tierra.
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